Ética empresaria: la oportunidad detrás del desafío
Por más grande que sea el impacto actual y futuro de coronavirus debemos preservar nuestra adherencia a las normas de ética que ya tenemos establecidas con todos nuestros stakeholders
Por Carlos Pinto, Director Comercial de PlanexwareLa gestión de negocios se ha complejizado en las últimas décadas. Ya no solo se trata de generar rentabilidad, lo que llamaríamos el “cuanto”, sino que el “como” está ocupando un lugar importantísimo. En ese mismo camino, el establecimiento de políticas, metodologías y códigos de ética que generen un marco vincular con clientes y proveedores debería ser parte de la cultura corporativa.
Si bien éstas prácticas ya desarrolladas en el mundo, están basadas en normativas, con procedimientos específicos y hasta con áreas especificas para manejar el tema, en las pymes locales se han venido implementando con un encuadre que se está afianzado en los últimos años.
Adicionalmente, en medio de la pandemia, han aparecido nuevos protagonistas y paradigmas en la gestión de negocios que vienen ganando terreno y la única manera de seguir adelante es aggiornarnos a estas nuevas variables y convertirlas en oportunidades, sin perder el rumbo de los conceptos éticos establecidos en la organización. En pocas palabras, si bien el marco propone grandes cambios operativos, no se debe alterar el “como” estamos haciendo negocios.
En Planexware, estamos haciendo un esfuerzo por seguir por esta senda, pese a los grandes cambios operativos que propone la pandemia. Se hace un gran trabajo para que en medio de esta realidad cambiante, se sigan observando las normas SEDEX –plataforma colaborativa que establece normas de responsabilidad y calidad para cadenas de suministro– y de la cual estamos asociados. Teniendo presente algunos conceptos básicos, tales como:
– Seguir cumpliendo las directrices éticas fijadas para nuestra empresa, aun con los cambios operativos que impone la pandemia.
– Hacer los mejores esfuerzos para asegurar que los integrantes de la cadena de valor de la empresa tratan a sus “stakeholders” de manera justa
– Mantenerse alertado del impacto que pueden llegar a tener las nuevas pautas legislativas en nuestras operaciones
– Analizar continuamente los riesgos de todo tipo que pueden acecharnos en este entorno comercial cambiante e interconectado.
Parece retórica, pero es vital trabajar día a día, haciendo foco en esas cuestiones en aspectos habituales del funcionamiento empresario, las cuales hay que afianzar más que nunca. Citamos algunas de ellas:
Comunicar. Es esencial contar con una fuente ágil y confiable de “novedades” y con ello, convertirnos en un canal de información sobre los cambios regulatorios en este contexto dinámico. Brindar soporte y asesoramiento de todas las nuevas cuestiones vinculadas a los cambios que podrían generar esas modificaciones regulatorias.
Capacitar. Las herramientas tecnológicas, sin lugar a dudas, se han convertido en nuestro principal aliado. Utilizándolas podemos mitigar los cambios a los que nos expone la pandemia, identificando nuevas oportunidades.
Desde lo actitudinal
La presencia. En tiempos de Covid-19, el teletrabajo se convirtió en la alternativa y la herramienta. Pero “distancia” no implica “ausencia”. El desafío está en hacer que nuestros equipos tengan pautas claras y puedan generar una auténtica sinergia. Teletrabajo no es solo “trabajo” sino entender que de alguna manera debemos utilizarlo también como “teleabrazo”, “teleentretenimiento” en una palabra, aspectos del relacionamiento humano no específicos del trabajo.
Ser flexibles no laxos. Comportamientos éticos en época de crisis. La necesidad de generar negocios nos puede llevar pasar por alto procesos y no estar alertas ante situaciones que, en condiciones “normales”, hubiésemos advertido y desestimado.
Fuerte impronta del tone from the top. En línea con lo anterior, cuando el directorio adhiere a los estándares de cumplimiento, y contagia a la organización con estos anticuerpos, en tiempos de pandemia, los “glóbulos blancos” de la organización tienen correctos mecanismos defensivos.
Ser aún más pragmáticos. Respuestas claras, rápidas, ejemplificadoras, hacen a nuestros asesoramientos más provechosos, reforzando nuestro posicionamiento.
Como elemento básico e imprescindible –aún en este marco pandémico– hay una premisa clave y es el compromiso de la primera línea con estas prácticas. Si la dirección adhiere, comprende, transmite, demuestra un comportamiento conforme a sus valores corporativos, entonces por efecto de contagio, se traslada a todos sus integrantes, independientemente de la posición que ocupen.
En conclusión, el Covid-19 hoy es un riesgo muy importante que se agrega a los que ya teníamos. ¿Era predecible? Todos coinciden que su probabilidad de ocurrencia era muy baja, pero sin embargo, “sucedió”. En este contexto, por más grande que sea su impacto actual y futuro, debemos preservar nuestra adherencia a las normas de ética que ya tenemos establecidas con todos nuestros “stakeholders”
Si bien no hay nada más definitivo que lo transitorio, adaptar nuestros modelos de negocios a la tan mencionada “nueva normalidad”, inmersa en una coyuntura impredecible y sin ninguna certeza pero fieles a los valores éticos establecidos, resulta un gran desafío que nos motiva a ser cada más proactivos.